miércoles, 27 de febrero de 2008

¿De qué hablaremos?

Hace un par de años, uno de los mejores amigos que he tenido, uno de esos seres especiales que llegaron a la tierra, enfermó de un momento a otro y entró en trance de muerte. Tuve la oportunidad de comunicarme por teléfono con él (nos encontrábamos en países distintos), tan solo un par de días antes de su deceso y conversamos un poco.
Me preguntaba, segundos antes de hacer la llamada, ¿de qué hablaremos?.

Cuando dos personas se quieren como hermanos, no es necesario decir nada, las palabras sobran. La conversación entre nosotros fue muy fluida: hablamos sobre la familia, algo de política y sobre los amigos; y Félix - así se llamaba - cerró la conversación diciendo: "hermano lindo, cortemos ya que la llamada te va a salir muy costosa".

Hace una semana, la hermana de mi madre, entró en el mismo trance, y de nuevo saltó a mi cabeza la misma frase: "¿de qué hablaremos?".
Esta vez me fue muy difícil manejar la situación y me limité a saludarla con un dulce beso y un pequeño cariño en la mano.
La verdad es que cuando se pasa por estas situaciones siempre las palabras sobran.

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